Hoy en día, rara vez escuchamos material de audio sin procesar, tanto en grabaciones como en vivo. Incluso con algo tan simple como un ecualizador se realza la voz destacando ciertas frecuencias. Distinguimos entre efectos que optimizan la señal y efectos de carácter creativo que alteran audiblemente la señal. El uso de procesadores de señal es tan antiguo como la misma técnica de grabación, aunque ahora su uso es mucho más accesible que en los tiempos en los que grandes placas de reverberación ocupaban los sótanos de los estudios de grabación. Además de los "especialistas", también existen multiefectos, que combinan múltiples efectos en un solo dispositivo.
Estos dispositivos tienen diferentes funciones, pero en términos generales ayudan a controlar el nivel de volumen, controlando los picos de la señal. En casos extremos, esto se hace mediante un limitador que, por ejemplo, restringe el nivel de sonido en un evento o en una sala. Algunos procesadores, como el Behringer MDX2600 V2, ofrecen además de la función de limitador, otras opciones para procesar señales mono o estéreo. Por ejemplo, incluyen un expansor, una puerta de ruido (gate) o un de-esser.
En escenarios ruidosos, donde el riesgo de acople es mayor, los destructores de retroalimentación pueden identificar y eliminar frecuencias que se retroalimentan en fracciones de segundos. Algunos equipos ofrecen la función de analizar continuamente la mezcla para reaccionar ante posibles acoples, mientras el destructor de retroalimentación ajusta automáticamente los filtros. Dependiendo del dispositivo, es posible suprimir varias frecuencias al mismo tiempo.
Los divisores de frecuencia se utilizan para proteger y aliviar los altavoces al dividir el espectro completo de frecuencias en rangos individuales y enviarlos a altavoces específicos. Un ejemplo clásico es el subwoofer, que maneja las frecuencias bajas y no tiene que procesar frecuencias medias o altas (dependiendo de la frecuencia de corte). Esto alivia a los altavoces de medios y agudos, lo que resulta en un sonido más nítido que permite a cada altavoz desempeñar su función de manera óptima.
Casi todo el mundo ha manejado un ecualizador en algún momento, consciente o inconscientemente, ya sea en el equipo de sonido de casa o al ajustar la radio del coche. En los casos más simples, estos dispositivos tienen dos o tres controles que afectan a bandas de frecuencia específicas para realzarlas o atenuarlas. En las mesas de mezcla, la sección de ecualización puede ser más compleja, dependiendo del modelo. En una ecualización de 3 bandas, la banda de medios generalmente permite asignar un rango de frecuencia variable, lo que se conoce como ecualizador paramétrico. En consolas clásicas como las SSL, además de los agudos y graves, hay controles independientes para los medios-altos y los medios-bajos.
Se habla de un ecualizador gráfico cuando las frecuencias están fijas y se presentan en serie en forma de deslizadores. Aquí se puede ver el ajuste del espectro de frecuencias de un vistazo según la posición de los controles, lo que ha dado origen a términos como "ecualizador en forma de bañera" (o smiley EQ). Este tipo de ecualizadores suelen estar ubicados al final de la cadena de señales, antes de los amplificadores, para compensar las condiciones acústicas del espacio. En la práctica, es común corregir frecuencias graves que resuenan usando un ecualizador maestro que ajusta la mezcla global. Además, suelen incorporar el llamado filtro de corte bajo, que elimina completamente las frecuencias por debajo de un valor determinado.